Todo archivo posee sus limitaciones, pues en la labor de ordenamiento, clasificación y catalogación de las colecciones surgen rara avis que podríamos calificar de “inclasificables”. En consecuencia, surge este espacio llamado “Miscelánea de carnaval”, destinado a alojar y conservar aquellos documentos que no se adaptan al inventario preestablecido, pero que poseen una carga simbólica y un relato en sí mismo capaz de configurar un discurso propio, único y extraordinario y que enriquece, desde su excepcionalidad, el acervo del que disponemos.