María Adela Bonavita fue poeta. Nació en San José de Mayo en 1900 y murió en Montevideo, en 1934.
En 1928 publicó Conciencia del canto sufriente, su único libro editado en vida. El mismo contó con prólogo de Pedro Leandro Ipuche y plasmó piezas de alta calidad lírica. En 1949, a los quince años de su temprana desaparición física, la revista ASIR difundió una serie de poemas inéditos, que finalmente fueron publicados junto al libro precedente en un único volumen (Poesías, 1956). El mismo constituye la producción poética completa de María Adela Bonavita.
Arturo Sergio Visca afirma sobre su obra: “Hay en todos sus poemas un clima de alma, un sabor del todo suyo e intransferible, que los deja como temblando en una atmósfera de acendrada pureza. Pero todo ello naciendo no de un preconcebido intento de hallar lo original, sino de una angustiada atención de la poetisa a la forma en que la vida se revela en ella”.
Las referencias a Dios son muy evidentes en su poesía, aunque de acuerdo a Luis Pedro Bonavita, su hermano, María Adela “no era católica. Era mística, creo”. Según recuerda, la poeta estudió magisterio, daba clases gratuitas en su domicilio, tenía gran facilidad para el dibujo. Una enfermedad nerviosa que sabía incurable, la acompañó sigilosamente. Así describe los últimos momentos de María Adela: “La noche antes de morir, la enfermedad hizo crisis y parecía que la muerte sobrevendría enseguida. Reaccionó, sin embargo, y me llamó para dictarme la lista de los poemas que deseaba incluir en el libro a publicar algún día. Estaba absolutamente tranquila. Sobre el mediodía del 9 de mayo, se peinó por sí misma el cabello, y vistió una bata de lana. En el rostro no se le notaban los signos mortales de aquel momento. Poco después se hacía presente una nueva crisis que la abatió. Se fue apagando lentamente. Murió a las cinco de la tarde".
Una calle de Montevideo recuerda a la poeta y la homenajea con su nombre.
Investigación y realización: Victoria Arias - Leticia Martínez Agradecimientos: A Luis Caputi, a María Adela Bonavita y a la Biblioteca del Poder Legislativo