Hemos aquí, hundida la reja del arado en la tierra de las verdades que se callan, seguro el paso, firme la palabra, dispuestos a cumplir las jornadas por duras que ellas sean, con la entereza de los ideales que se llevan hondo en el corazón, y por encima de intereses utilitarios o prejuicios convencionales.
La masa nacionalista tendrá en nosotros un paladín que llevará sin banderines de grupos u agrupaciones el sentir liso y llano de nuestra libre conciencia por todo el País.