La Prensa es una tribuna: pero en el templo augusto de la Idea y de la Moralidad; y cuando á oleadas la pasión popular llegue hasta ella—quizás, exaltación santa, quizás, en su arranque, puro, quizás con sabio designio, —la Prensa, puede llegar á ser oportuno regulador cuanto á la tumultuosa marcha de las muchedumbres: de dique que evitará el desborde en el ancho cauce, caos de afanes desmedidos y de impremeditadas acciones, que se traducen en violentos choques que la razón condena, y en la exageración mas dolorosa de principios inmutables. En todo ello meditamos al redactar este periódico: Démosle ahora su puesto en la lucha veneranda y cruenta por la felicidad de la República. (...)